Interconexión de muros

El arte callejero o urbano es uno de esos fenómenos tan típicos de la segunda mitad del siglo XX que ubicados en  cualquier otro contexto histórico resaltan enseguida como anacrónicos. Conocido popularmente como «graffiti», este arte caracteriza a generaciones que sienten rechazo hacia la guerra y la violencia, y los artistas involucrados suelen expresar en él sus protestas y denuncias hacia un orden social que desaprueban. Al materializarse fuera del museo, hogar legítimo del arte por derecho, el grafitti cayó desde sus inicios en el ámbito de la ilegalidad, los artistas debiendo perfeccionar sus técnicas para finalizar las obras lo más rápido posible antes de ser alcanzados por el brazo de la Ley. Por su tez de vandalismo, los muros no permanecían pintados durante mucho tiempo, ganándose el graffiti la cualidad de arte «efímero».
Pero pronto la mayoría de los habitantes de muchfb3655a7d9abcc1f1bc452435a90189cas ciudades del mundo comenzaron a simpatizar con los artistas urbanos y a sumar votos para impedir que los gobiernos decretaran la eliminación de sus obras. Uno de los más conocidos (sino el más conocido) de estos artistas «ilegítimos» es Banksy. Éste es en realidad su «tag», es decir su apodo callejero o firma. Su nombre real permanece hasta el día de hoy en completo misterio. Incluso su sexo es un misterio, así que deberíamos escribir en cada caso «él/ella». Se cree sin embargo que es originario/a de Bristol, Inglaterra, ciudad dónde se avistaron sus primeras obras. Comenzó su trabajo entre 1992 y 1994, en una época en la cual todavía los teléfonos celulares no eran capaces de registrar y conectar espacios diametralmente distanciados en milésimas de segundo. Perfeccionando la técnica del stencil, Banksy arremete en contra del capitalismo, del consumismo exacerbado, de las intervenciones militares en oriente y del maltrato a los refugiados en Europa, siempre con un humor característico. Nos interesa particularmente cómo este fenómeno se expandió rápidamente por todo el mundo gracias a los nuevos medios de comunicación que permitieron inmortalizar lo que tradicionalmente estaba predestinado a una vida fugaz.80648887_1 A través de videos y fotos de sus murales compartidos por millones de personas, Banksy se volvió un acontecimiento global que legitimó su nombre en el universo de renombre artístico. Impresiona a su vez que a pesar de lo difícil que resulta en la nueva Sociedad de la Información mantener la privacidad, este/a artista logra mantener el anonimato burlando todos los esfuerzos de los medios masivos por desenmascararlo. El fenómeno recuerda a un justiciero vigilante salido de un cómic. Su trabajo ha sido constante desde los años 90 y, siempre sin ser visto, un «Banksy» puede aparecer perfectamente en el muro de la casa de un vecino o en el edificio de su trabajo. Sin embargo, su propaganda antisistémica no tardó en ser absorbida por aquello contra lo que se enfrenta: el mercado de lógica capitalista. A pesar de las protestas y denuncias, las subastas de murales robados se levantan una y otra vez de entre los escombros. Y por si fuera poco, surgen contradicciones así mismo dentro de la institución artística, realizándose por ejemplo exposiciones conjuntas de personaje tan antagónicos como lo son Banksy y Andy Warhol.2B86075E00000578-3204653-image-a-55_1440077134235 Pero el/la artista callejero/a no se desanima ante la inmensidad de aquello que busca atacar, y en Agosto de 2015 abrió un parque temático llamado «Dismaland«, crítica irónica de Disneylandia. Habiendo contactado a 58 artistas para este proyecto, el parque permaneció abierto al público hasta el 27 de setiembre de ese año. Con un humor oscuro, la sociedad contemporánea se nos muestra como algo decadente y depresivo a través de empleados entristecidos y personajes de fantasía agonizantes.

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El fenómeno Banksy es un fiel representante del arte interconectado a través de las nuevas técnicas de comunicación  como una herramienta eficaz al momento de transmitir ideas y de expresar sentimientos y opiniones compartidas por toda una comunidad de escala global. En la línea de pensamiento de Eric Sadin, para quién el advenimiento de los smartphones permite la conexión sin ruptura espacio-temporal y nos sitúa aun más dentro del sendero hacia la gobernabilidad algorítmica, el arte urbano da un paso adelante con Banksy al incorporar al tradicional graffiti un código QR. refugiadosEn efecto, en enero del 2016 apareció un graffiti enfrente a la embajada de Francia en Londres mostrando a la protagonista de Los Miserables llorando a causa de una lata de gas lacrimógeno abierta en el suelo y a su lado un código QR. Si se escaneaba el código impreso en el muro con un smartphone, éste nos enviaba a un vídeo denunciando la violencia de una operación policial llevada a cabo el 5 de enero por el gobierno francés en la zona fronteriza de Calais. La operación buscaba desalojar a un millar de inmigrantes establecidos en el campo de refugiados La Jungla haciendo uso de gases lacrimógenos. Con el mismo espíritu de denuncia, Banksy también había pintado unas semanas antes en la pared de un túnel del campo de refugiados un graffiti mostrando irónicamente a Steve Jobbs, ícono del éxito empresarial e intelectual de occidente, y también hijo de inmigrantes sirios. El arte aparece así aliado con la era digital en la lucha por el respeto y la promoción de los valores que son pilares de la democracia; valores que hoy se ven amenazados por una inundación de información que corre el riesgo de asfixiarlos.

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Documental «Exit through the gift shop»

Bruno Gariazzo

Conexión sin ensayo previo

El espíritu del 15M español reencarnó en Francia durante los últimos días de marzo de este 2016 frente al proyecto de ley del trabajo presentado por la ministra francesa del Trabajo Myriam El Khomri. Miles de personas se manifestaron en contra de la ley que adoptó rápidamente el nombre popular «Ley de El Khormi» y cuya aprovación supodría (dentro del gobierno de izquierda de François Hollande) un aumento considerable del poder de las empresas y empleadores acompañado, entre otras cosas, por un incremento de la jornada laboral a diez horas, siendo éstas susceptibles de ser aumentadas a doce horas diarias de trabajo. La indignación que supuso la noticia de tal ley llevó al redactor de la revista Fakir, François Ruffin, y al comité «Convergence de Luttes«(Convergencia de Luchas) a convocar a través de las redes sociales una reunión para planear la ocupación de la Plaza de la República en París el 31 de marzo. 2048x1536-fit_contrebasses-orchestre-debout-30-avril-place-republiqueEl movimiento denominado «Nuit debout» (noche en pie) se extendió a más de 50 ciudades de Francia en una oleada de campamentos en plazas públicas, ganando el apoyo de los simpatizantes del antiguo movimiento de los indignados españoles. Durante una veintena de días se continuaron las manifestaciones pacíficas rodeadas de policías prontos para levantar los campamentos. En un ambiente rebosante de juventud, el arte se sumaba al sudor reivindicativo. Música, acrobacias varias, jóvenes pintando al rayo del sol, asambleas reunidas para discutir sobre las alternativas políticas que podrían significar una mejor calidad de vida para las generaciones futuras, todos ingredientes de una ensalada cultural ordenada por Internet. A las protestas contra la ley del trabajo se sumaron otras como la crítica a las políticas migratorias en contra del pueblo musulmán, clima que no fue del agrado del filósofo Alain Finkielkraut, quién, curioso por presenciar los debates de un movimiento social tan novedoso, fue expulsado de inmediato de la plaza de la República entre acusaciones de xenofobia. Pero este nuevo 15M fue escenario el jueves 20 de abril de uno de los fenómenos más simbólicos y emblemáticos de la historia de la humanidad. Del mismo modo como se originó el movimiento el 31 de marzo, se convocó a través de las redes sociales a músicos de todo el país para interpretar la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak. 2025331-presse-papiers-1Se reunieron así hacia las nueve de la noche de ese jueves más de trecientos músicos que, habiéndose descargado la partitura de la obra por Internet y con su instrumento a cuestas, estaban prontos para fusionar melodías con completos desconocidos con los que compartían sin embargo lo más importante: un mismo sentimiento. Ensayando tan sólo un par de horas en un ambiente humano carente de esa rigurosidad y rigidez típicas de una sala de conciertos de música clásica, se lanzaron al encuentro de la música todos estos aventureros frente a un público de miles de personas congregadas alrededor de la estatua de Marianne. Las lágrimas corrieron por las mejillas de una masa conectada por un ideal. La música se transformó en símbolo de una revolución ideológica que tuvo sus cimientos en la conexión que hace posible la red tecnológica. Para quién haya experimentado este fenómeno de dimensiones épicas podrá decir con completa convicción que se trató verdaderamente de la Sinfonía del Nuevo Mundo.  un-mois-de-nuit-debout-celebre-en-musique-en-imagesPodrán volver todos estos jóvenes a sus hogares luego de ser arreados fuera de su campamento utópico por un sistema policial que vela por el orden vigente; podrán volver a sus actividades rutinarias enfrascándose en sus estudios, cumpliendo con sus jornadas laborales y frecuentando a sus amistades; pero esa noche miles la pasaron en vela ya que un sueño se hizo demasiado grande como para quedar encerrado fuera de la vigilia. Ninguno olvidará ese sentimiento. Ninguno dudará al momento de saltar por ese sueño. Saben que no están solos. Saben que están conectados. Saben que no es infantil soñar y ya saben qué camino tomar.

Bruno Gariazzo

Sólo basta crear

«¿Qué es «El Arte»?», es la pregunta por la que han entrado en debates y disputas los pensadores desde la contemplación de la primera nota o la primera pincelada.  Las representaciones artísticas tanto en el ámbito de las artes visuales como en el de la música  han estado investidas originalmente en las diferentes culturas de un halo divino. El artista en las culturas azteca e incaica era portador de presagios, tenía el poder de traer con sus manos mensajes provenientes del futuro, lo que nos da a entender que los indígenas americanos creían, así como lo cree el escritor y economista Jacques Attali, que el arte es «profecía». La misma escritura, antes de consolidarse como un medio artístico en la literatura, tuvo sus inicios en manos de unos pocos privilegiados que traían mensajes desde los cielos todopoderosos. El arte se fue consolidando así como una actividad reservada a aquellos favorecidos con el don de la creación, y cualquier intento de acceder a tales dominios sin legitimación divina era considerado una blasfemia.
No tardó el mundo occidental en reunir a la producción artística en instituciones que otorgaran tal legitimación a quienes consideraran de valor cultural suficiente para merecerla, pero hoy estas instituciones protectoras del «Buen Arte», así como las instituciones políticas, están en descomposición.
Las artes comenzaron a desestructurarse progresivamente, a perder el orden meticuloso cultivado durante siglos y que hacía de cada cultura un edificio inamovible desde sus cimientos. photography (1)De forma acompasada con el pensamiento, todos los elementos que componían la música y la pintura se arremolinaron durante el siglo XX para salir disparados y reorganizarse fuera de las normas que los agrupaban. La cultura pop había tomado la batuta en los años 60 para lanzársela a un público deseoso de subirse a un escenario. Fenómenos como la Beatlemania demostraban a los jóvenes que la música podía florecer en reconocimiento fuera de las grandes instituciones y de su sofisticado lenguaje encriptado. Pero hoy en día el escenario ya no es el mismo altar de los dioses que fue en la segunda mitad del siglo anterior; cada vez más cantidad de jóvenes toman consciencia de su propia calidad de potenciales artistas «escenificables» y así pierden progresivamente aquella adoración libidinosa que hacía de las presentaciones de las presentaciones de los Beatles algo tan característico. Las redes sociales y la rapidez con la que se comparte información sobre música ha revelado al edificio prestigioso de la partitura clásica como lo que siempre  fue: un lenguaje y un medio de comunicación más entre otros. Gracias a los distintos foros y a Youtube, los músicos alrededor de todo el mundo pueden compartir todos sus conocimientos con aquellos deseosos de mezclarse en el mundo de la música, de una forma sencilla y relajada.  Todo aquél que quiera aprender a tocar un instrumento y a compartir su propia música tiene la posibilidad de hacerlo y de ser reconocido por ello. Los géneros musicales de tanto multiplicarse al final terminan por perder sentido y disolverse.17098596681_a3aa8bbba6_m Como lo considera Gabriel Galli Danese, la humanidad está logrando levantar a través de redes sociales como la formada por la aplicación Spotify, una «gigantesca Biblioteca de Babel» que absorbe todo lo producido por cada individuo y lo vuelve un ladrillo más del edificio cultural humano. Por más reservado que un artista sea, su obra terminará fluyendo hacia este «pool cretivo» como un alma que asciende a los cielos. Es el caso de Prince, que a pesar de todas las medidas que ideó para evitar que su música fuera subida a Internet (pensando en estrategias aun en su ausencia), luego de su muerte nada pudo evitar que su obra se publicara en este patrimonio cultural común. No hay ley que pueda frenar el flujo de la cultura en la sociedad red. Lo mismo sucede con las artes visuales. Los museos cada vez tienen que pedir menos silencio ya que carecen de pasos que resuenen entre sus muros. En términos de Boris Groys, las paredes que extraían del exterior lo profano para otorgarle el valor de  «lo nuevo» bajo su protección hoy se disuelven, o más bien, se expanden para englobar el universo entero. Hoy el arte habita en cada representación colgada en plataformas como Tumblr. Se desintegra el miedo que impedía a las personas mostrar con orgullo el resultado del trabajo de sus manos. Los propios museos, presionados por buscar adaptarse a los nuevos tiempos, deciden hacerse museos virtuales.nenas_crew_001 Por otro lado, los graffitis se han expandido considerablemente en todas las ciudades del mundo como un medio de expresión social, transformando a la calle misma en un museo digno a ser recorrido y contemplado. La propia tecnología que ha permitido esta creciente universalización del arte no se vuelve tan sólo obsoleta con el pasar del tiempo, sino que es ella misma glorificada como obra artística a ser contemplada y coleccionada. Los ruidos que antes podían resultarnos molestos como ser el chirrido de las primeras conexiones a Internet o el envío de un fax, hoy se vuelven archivos a preservar como fósiles, o «sonidos en extinción«. Las bandas pueden emprender sus propios proyectos desde la red, sin tener que moverse del mismo lugar en el que graban, si es que no graban desde lugares diferentes en caso de encontrarse algún miembro viviendo por ejemplo en otro país. La oportunidad que pretende darles a los nuevos músicos el canal Paradelion Music TV es precisamente lograr una difusión de su obra en un sitio  en el cual todo lo que se produzca sea para compartir en red. El arte se ha escabullido de la Gran Institución. Ha abandonado el altar para mezclarse entre los creyentes. El compartir sin fines de lucro y sin ser sometido a juicios legitimadores se convierte de a poco en la nueva norma. A la pregunta «¿qué es El Arte?» hoy respondemos: El Arte es democrático.

Bruno Gariazzo